El cuento del año

                La Bruja Pimienta

                                             Una noche de tormenta
            con más truenos de la cuenta,
              nació la bruja Pimienta.

                         En un bosque tenebroso,
                           silencioso y horroroso;
                         con lobos, pero sin osos.

                   Era una noche sin luna,
            más oscura que ninguna,
                                                   alrededor de la una.
                         
                La trajo ululando el viento.
      -No es cuento, que yo no miento;
ni miento ni me lo invento.-
                                                      La dejó bajo un helecho
                                                   sin pañal, cuna ni techo,
                                                      después de volar un trecho

La bruja Maruja, en esto,
paseaba con su cesto,
  su manto y su gorro puesto.

       Maruja Lavía Appia
        es sorda como una tapia
         y tiene una buena napia.

        Cogiendo unas bayas rojas
       y miel para su meloja,
     vio algo extraño entre las hojas

                                    Una niña que, asombrada
                                de nariz tan alargada,
                          estalló en mil carcajadas.

 Entre lluvia y espesura
 vio Maruja a la criatura
  y la arropó con ternura.


Pensando que, con paciencia,
con maña y con insistencia,
iba a enseñarle su ciencia.


-Haré de ella en mi vejez,
en nueve años o en diez,
una bruja de una vez.
      Le dio leche de murciélago
            venido del archipiélago
               volando encima del piélago

                    Le preparó en su vasija
                       papilla de sabandija
                       y rabo de lagartija.

                      Puré de lagarto enano,
                   lenguas de rana de y rano...;
               ¡todo batidito a mano!

           Y soñaba satisfecha
      con ver, llegada la fecha,
a una bruja hecha y derecha.


                       Una mañana a una hora,
             le dio un puñado de moras
         y una escoba voladora.

      Después de mucho chocar,
              Pimienta aprendió a volar
                      en vez de bien, regular.


                                            Volando siempre adelante,
                                                       con su vuelo trepidante
                                                                 y su escoba sin volante...

            ... Y atropelló a tres cantantes,
               a un príncipe y a su amante
              y a nueve estrellas errantes.

Un día, en un periquete,
a Maruja, de paquete,
llevó de Orense a Albacete.


Otro día fue a la Luna
con una gata moruna,
sin gasolina ninguna.


De aquí para allá en el cielo,
sin vérsele mucho el pelo,
el tiempo pasó en un vuelo.

Cociendo samaramujas
le dijo la tía Maruja:
"¡Voy a hacer de ti una bruja!"

Como lo dijo lo hizo:
le enseñó tres bebedizos,
dos conjuros y un hechizo.

Tras estar quieta y atenta
fue Pimienta tan contenta
a brujear por su cuenta:

"Tres lagartos, un tritón,
dos sapos, un champiñón
y la cola de un dragón.

A las ocho o a las nueve
todo se mezcla y se mueve,
se pone apunto de nieve...

Se deja hervir un momento
y está listo el cocimiento
para hacer encantamientos".

"Transformaré a esta serpiente
tan corriente y tan moliente
en un príncipe sonriente"

Y se convirtió la bicha
en una rana redicha
comiéndose una salchicha.

"De una lombriz miserable
haré un gran descapotable
programable y confortable."

Como no se estaba quieta,
ni coche ni bicicleta:
¡Un patinete violeta!

"pues transformaré a esta encina
en una pingüina fina
llegada de la Argentina."

Más, sin embargo y por cierto
trajo un camello cubierto
de arenita del desierto.

Hasta una punta del gorro
cogió un pequeño abejorro
para convertirlo en zorro...

Lo que salió fue una oveja,
perpleja, vieja y pelleja
con una flor en la oreja.

Y la embargo la tristeza:
"¡Qué desastre!, ¡qué torpeza!,
ni un títere con cabeza".

Dijo Maruja a su gata:
"No hay otra bruja novata
que meta tanto la pata"

Planchó tres capas y un traje
y preparó el equipaje
para hacer un largo viaje.

"Te voy a llevar mañana
al Bosque del Haya Enana
con las Tres Brujas Ancianas

Tienen la sabiduría
de siglos de brujería
de magia y de hechicería.

Y a brujas de tres naciones,
y cuatro generaciones
han dado grandes lecciones.

Tanto te van a enseñar
que para ti brujear
será coser y cantar"

Y veloces como un rayo,
en menos que canta un gallo,
llegaron el dos de mayo.

A tres brujas con verrugas,
todas llenitas de arrugas,
vieron regando lechugas.

Una verde, regordeta,
bajita como una seta,
era la bruja Aniceta.

Otra azul y larguirucha,
zanquilarga y muy flacucha
era la bruja Perucha.

Y por último Conrada,
que era una bruja morada
presumida y estirada.

Y allí la dejó la tía
para pasar unos días
en tan buena compañía.

Tolón tolón 1ra lección                                  Tolón tolón 2da lección

Requisito impresindible                                    Para ser bruja malvada
para ser bruja terrible:                                      de noche y a la alborada
saber volverse invisible.                                   hay que odiar mucho a las hadas.

Pronunciar es necesario                                   Son tan cursis, son tan sosas,
-en un idioma o en varios-                                tan tontas y empalagosas
un conjuro estrafalario:                                     siempre vestidas de rosa.

"Bibla, boblu, bublo, bible.                              Mas por más que lo intentaba
En posible lo imposible,                                  cuando atenta las miraba,
lo visible en invisible.                                       Pimineta las adoraba.
       
Una vez y treinta y tres,
al derecho y al revés,
por la boca y por los pies".

¿Después de quinientas veces
Pimienta desaparece?
No desaparece, crece.


Tolón tolón 3ra lección

Básico y fundamental
para una bruja normal
es disfrutar con el mal.

A un príncipe alto y guapo
transformarlo en gusarapo
o en un repugnante sapo.

A un acabra en pleno invierno,
cambiarle orejas y cuernos
por dos ajoporros tiernos.

Conseguir que un elefante
se enamore en un instante
de una hormiguita elegante.

Que a una princesa feliz
le crezca en plena nariz
el pico de una perdiz.

Echar pimienta a las rosas
para que la mariposa
moquee, estornude y tosa.

Ser ruin, perversa y malvada;
no preocuparse por nada
y reírse a carcajadas.

Pimienta, bajo una acacia,
pensaba que las desgracias
no le hacían mucha gracia.

Dijo segura y serena:
 "Más que risa, me da pena;
 ¡yo soy una bruja buena!

Ya estoy harta de lecciones,
de conjuros de posiones
y de lenguas de ratones.

Lo que quiero es ser artista
de la carpa y de la pista:
¡la mejor equilibrista!

Y, aunque pase mucha hambre,
ser la reina del alambre
y llamarme Miss Calambre".

Con mucho estudio y empeño
en un circo madrileño
hizo realidad su sueño.

De pie y a la pata coja,
con una sombrilla roja,
pasaba la cuerda floja.

Con un genial compañero,
en el alambre el primero:
¡Muchasal volatinero!

Sentadas entre la gente,
concentradas y pendientes,
unas hinchas muy fervientes:

Purucha, Cleta y Conrada,
las tres brujas jubiladas,
aplaudiendo entusiasmadas.

Y sin perderse función,
siempre detrás del telón
animándola un montón:

Maruja y su gata Menta,
muy  felices y contentas
de ver triunfar a Pimienta.

Con un número especial
de Pimienta y Muchasal
hemos llegado al final.

Pasarán haciendo el pino
con mucho cuidado y tino
por un alambre muy fino.

Silencio, que ya está lista
y peligra en esta pista
la vida de los artistas.

Pon porompón porompón.
Con una gran ovación,
se ha acabado la actuación.

Tin tirintín tirintin.
con música de violín
el cuento llegó a su fin.

                                                            Autora: Carmen Gil http://www.poemitas.com/


Tomado del libro ¡A jugar con los poemas! Taller de poesía para niños, de la escritora Carmen Gil. Editorial CCS, Madrid.
Agradecimiento especial a Carmen Gil quien generosamente accedió a la públicación de este cuento en este espacio